Suelo jugar, o solía hacerlo bastante mejor dicho, a salirme de mi cuerpo y observarme cotidianamente en un mundo paralelo en el que hago todas esas cosas que en mi mundo real nunca haré.
Juego a ser la actriz que interpreta mi propia vida, en un modo más vulgar, más atrevido, a veces más o menos hostil, según el día lo pida.
A veces juego incluso a ser ese ser salvaje que todos quieren ser cuando alguien no nos cae tan bien, pensando en las mil y un maneras de hacérselo saber, claro.
Pero hoy no es eso, hoy es otra parte, otro uso de ese modo actor-espectador, y hoy no quiero matar a nadie, ni siquiera a mí misma.
Hoy el acto principal es una despedida y mi función de espectadora es ver el nuevo vacío que quedara en ese espacio que hasta hace un rato sentí estaría ocupado siempre.
Agujeros negros, ésa cosa que veo ahora, en ese espacio vacío, donde hasta hace un rato, bajo pero constante había algún color.
Es triste, inevitablemente, despedirse de alguien, de eso no hay duda, pero a veces es un mal necesario.
Lo cierto es que el tiempo enseña que está bien dejar ir si el otro no quiere quedarse y que la memoria no es tan buena como creemos y cuando te des cuenta el agujero que quedó sin color, al menos pálido, volverá a la normalidad.
No mentiré, duele y arde, arde tanto que hasta se confunde con rencor a veces, me ha pasado, pero también sé que mas tarde o temprano mi memoria selectiva me ayudara, y he comprendido junto con ella que los mejores momentos son los que importan, por que los otros sólo traen más pena y a mi fin de irme lo solicita la paz.
Hoy duele, claro, y tampoco mentiré en que espero sea mentira o que mágicamente vuelvan a mí como si nunca se hubieran ido pero algún día dejaré de fantasear con eso y sólo, simplemente, recordaré esos momentos en los que despejaron de mi cabeza esa nube negra y lluviosa me qué acompaña siempre, sacándome una sonrisa o una sacudida al corazón.
Este agujero negro es muy reciente y sólo mi corazón sabrá por qué duele tanto si mi cabeza no da la razón en el por qué de tanto cariño, se que dolerá pero pasará, como todo pasa.
Sólo espero que
los días me ayuden a colorear rápido mi rincón vacío, que el tiempo no me
espera y no me quiero ir de luto.
-Genesis-