Abrazo.








No sé en qué momento de mi vida me volví esto que soy hoy, éste agujero negro sin final que se alimenta de todo lo que me rodea y lo transforma en más oscuridad.
No sé en qué momento deje de ser una niña feliz.
No se ya, si alguna vez fui feliz, no lo recuerdo.
Sólo quisiera un abrazo antes de apagar la oscuridad, antes de dejar de existir y percibir el calor, un último intento de no sentirme tan vacía.
 Llevó años a la espera de ese día en el que sienta la gloria que debe ser el “ser querido” pero acorde pasa el tiempo me convenzo más de que eso no me pasará o realmente no existe.
Creo que nadie se preguntará por qué o me recordará luego.
Nadie me echara de menos ni anhelara mi compañía.
Tal vez al principio, cómo cuando de pequeño quieres algo que dejaste a un costado cuando alguien más lo toma o cuando simplemente ya no está.
Luego seré un pedazo más del aire, qué aún estando ahí es totalmente intangible y poco notorio, sólo seré olvido.
 Estoy ahora mismo en ese momento en el que ya no hay más y sólo desearía que por el simple hecho de querer pasar a la inmortalidad se me concedieran la respuestas a las más insólitas cuestiones, cómo si dios existe y esto es parte de un maldito y despiadado plan o algo tan simple como saber en qué parte de juego me fastidie de tal manera que ya todo lo que tocara de ahí en adelante sólo fuera basura. Pensé mil veces el modo, el momento, hasta he tenido fantasías al respecto de lo que sucederá luego, cómo si mi alma o eso con que bromean, mí fantasma, pudiera seguir vagando, alimentándose un poco de la situación que mi cuerpo deje. No sé que pase luego, sólo sé que el tiempo corre y sólo depende de mí terminar la partida lo más entera posible.
Quien diga que suicidarse es de cobardes es porque no estuvo en ese desesperado lugar antes…
 Alisto mis cosas para esto y vaya que es difícil ser fuerte, decidido y mantenerse sin perder la compostura.
 Ese abrazo no llegara, los días pasan, mí lista de cosas que hacer se achica.
 Sólo espero ser fuerte una vez más, para poder al fin dejar de serlo.


-Genesis-

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